Como cuando le apetecen galletas y a la que abres el cajón,
empieza a girar de la emoción...
O cuando camina y
hace viento, él aletea para sentirlo en sus manos...
O cuando algo le
inquieta y se toca el pelo a modo de consuelo...
O cuando escucha
música y se emociona y pisa fuerte con los pies para marcar el
ritmo...
O cuando necesita
relax y busca un pañuelo de seda para filar ...
El ñajo tiene
muchas estereotipias, tantas que a menudo las obviamos porque no podemos
procesarlas. Forman parte de él y de nuestra manera de comunicarnos, por como
aletea, como camina, como balbucea o como se mueve sabemos si esta feliz,
enfadado, emocionado o cansado... Son una parte importante del idioma que
utilizamos para comunicarnos con él o mejor dicho, él con nosotros.
Y aunque al
principio nos descolocaran, ahora ya sabemos como interpretar cada una de ellas
y cuando surge una nueva, aunque parezca increíble, solo
nos lleva unos segundos ubicarla dentro de un sentimiento o emoción...
Al principio de
todo, las estereotipias me preocupaban, me creaban
angustia, creía que todo el mundo vería la
diferencia, creía que seria palpable que mi ñajo no era como los
demás niños.
Ahora casi las agradezco porque me permiten conocerlo, me permiten saber como actuar, me permiten darle lo que necesita y llegados a este punto: lo que opinen los demás, lo que piensen los demás, me la trae al pairo.
Ahora casi las agradezco porque me permiten conocerlo, me permiten saber como actuar, me permiten darle lo que necesita y llegados a este punto: lo que opinen los demás, lo que piensen los demás, me la trae al pairo.
Ahora forman parte
de nuestra comunicación, una parte muy importante. Porque mientras no existan
las palabras, hemos de apoyarnos en algo y sus estereotipias nos dan una
idea de lo que siente, de lo que piensa, de como hemos de actuar... Nos enseñan
el camino para recorrerlo juntos, ojala un día el ñajo hable, ojala
llegue el día en que podamos conversar hasta entonces las señales que
nos deja nos guían y hace, en cierta manera, que nos sintamos menos
inexpertos, menos solos, menos en "pañales"...
Tenemos un ñajo
listo que nos muestra lo que quiere que veamos.
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