miércoles, 13 de marzo de 2013

Plateau

Llevamos un par de semanas en plena armonía  Los ñajos se pelean como hermanos, la casa se mantiene dentro de los limites razonables de orden, la vida en pareja no pasa por ningún bache ni bueno ni malo, el ñajo va haciendo y la princesa esta colaboradora y simpática.

No estamos en la subida de la montaña rusa: que se da cuando el ñajo empieza, como un loco, ha hacer grandes avances que te dejan con la boca abierta y te excitan y te descolocan; eso suele traducirse en una princesa malhumorada por la falta de atención, en una casa descontrolada porque solo quieres seguir estimulándolo  en una vida de pareja inexistente porque todo gira en torno al último avance.
Y ojo! Me encantan las subidas a la montaña rusa, adoro ver como el ñajo despega y adquiere nuevas habilidades pero sé que para nuestra vida en general, esos momentos, lo descalabran todo. 

Las bajadas de la montaña rusa son aun peor: el ñajo deja de hacer algo que había aprendido o va de rabieta en rabieta y vuelta a empezar. Entonces la princesa esta triste porque no comprende lo que pasa y nota el mal ambiente, la casa se vuelve caos porque no damos abasto y la vida en pareja se desmorona porque estamos cansados, cabreados, tristes y sin fuerzas para lidiar con nada.
Es como si fuéramos por la vida con un nubarrón negro encima de nuestras cabezas.

Quizá cuando llevemos más tiempo en esto, la cosa se autorregulará o aprenderemos a manejarlo de otra manera y dará igual por donde andemos en la montaña rusa porque no afectará tanto al resto de las áreas de nuestra vida.
Hoy por hoy, esa montaña manda, el ñajo manda.

Por eso estoy feliz de llevar dos semanas en una meseta, de tener tiempo para disfrutar de mis hijos y de recargar pilas, de poder salir en familia y disfrutar, de tener momentos con mi parejo de relax, de vivir como una familia típica el día a día.
Esto no va a durar, nunca lo hace, pero que nos quiten lo bailao.

martes, 5 de marzo de 2013

Ampliamos


Desde que empezamos en la aventura de "vivir en Holanda", siempre nos rondaba la misma pregunta:

¿será suficiente lo que hacemos?

Como el ñajo progresaba y nosotros, muy dados a ser comodones, no nos movíamos creíamos que si. Pero el destino o mi empeño, llámalo como quieras, nos hizo toparnos con una pedagoga que hace terapia a domicilio. Tras el intercambio de muchos mails, nos reunimos, hablamos durante más de una hora y quedamos en pensar en el tema; yo salí del café donde quedamos con la firme intención de contratarla, por suerte mi pareja opinaba lo mismo.

El sábado fue la primera sesión y pese a ser solo una sesión, estoy firmemente convencida de que es lo que teníamos que hacer. Primero hablamos toda la familia con ella, la princesa solo quería que viera su habitación de los juguetes, luego nos fuimos y dejamos a M. y al ñajo a solas: la idea era trabajar el pedir pero la princesa con voz pedigüeña le dijo: estaría muy bien, si el ñajo diera besos y abrazos.
Volvimos un poco antes y nos encontramos una casa llena de carcajadas: M. por los suelos y el ñajo desmontado de risa.

Esa noche, a la hora de ir a dormir recibi mis primeros dos besos desde que olvido como se daban. Subí a una nube y cuando estaba a punto de bajar, era la noche siguiente y volví a recibirlos. La noche siguiente no hubo besos pero quizá hoy vuelvan...

Tengo la suerte de tener en casa el ñajo con TEA más cariñoso del mundo y aunque tarde mucho en volver a sentir su muaaa en mi cara, veo la suya cuando recibe los míos y eso, eso hoy por hoy es suficiente; que quiera abracitos, que quiera mimos, que le encante que le bese ya es un mundo.
Sus besos, simplemente, me hacen ir y volver de la luna.